Fue como una apoteosis. Televisa echó la casa por la ventana. Medio día, creo, dicha televisora, dedicó la programación de uno de sus canales, a una de sus estrellas favoritas, de sus íconos, uno de los que más dinero le ha aportado, Chespirito.
Ocurrió el domingo 11 de los corrientes, por la tarde. El canal 2 volvió a trasmitir el homenaje que esa empresa rindió la semana pasada, a don Roberto Gómez Bolaños, quien ya no pudo ni ponerse de pie durante el festejo, por algún mal que le aqueja y se tuvo que retirar antes de concluirlo, como si se le hubiera terminado el oxigeno del tanque al que está conectado.
Una de las anécdotas contadas en dicho programa especial, fue que, alguna vez en Argentina durante una entrevista televisiva, el locutor confesó a don Roberto que no le gustaban ni sus personajes ni sus programas. Chespirito respondió “contundente” (así dijo el conductor del homenaje): “Si a usted no le gusta, y a un millón sí, pues el que está mal es usted, ¿no cree?”. Por mi parte debo confesar que tampoco estoy, ni estuve, en ese millón, o más, de personas a quienes sí gustan los personajes y programas de Gómez Bolaños.