Hace algunas semanas en algunos noticieros, que no en todos, se daba a conocer que Miguel Ángel Toscano, hoy ex Comisionado Federal para la Protección contra riesgos sanitarios, obligado a renunciar, por haber planteado la imperiosa necesidad de regular o la posibilidad de prohibir anuncios televisivos y/o radiofónicos que exaltan los beneficios de tales o cuales medicamentos, que no son medicamentos, según se señala en esos mismos productos, como suele ocurrir, con letras minúsculas, para que nadie las pueda leer ni con lupa, pero que en los anuncios les otorgan beneficios “milagrosos”
Finalmente así cómo surgió la noticia, inmediatamente desapareció del espectro mediático televisivo, cuyos concesionarios, que no dueños, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, del duopolio, televisa y televisión azteca respectivamente, sin meterse en polémicas ni debates de ninguna especie, simplemente ni lo pelaron, antes al contrario, movieron algunos hilos y a Toscano lo quitaron del cargo y siguen presentando anuncios que les dejan cantidades millonarias por estar lucrando con la confianza, la ignorancia y por supuesto, la salud de su teleaudiencia.
Pero podríamos decir, sin que esto suene a exculpar a los concesionarios - que en realidad es lo que son-, de estos medios de comunicación que: “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre” y veamos la razón de esto.