Cuando estudiaba en la Preparatoria número 6 de la UNAM, ubicada en Coyoacán, el maestro de la clase de lógica, un día frente a grupo, a todos nos dijo: participen en política, no importa en que partido u organización, la política mueve al mundo y es mejor mover que ser movidos.
Para entonces viviendo en la Lagunilla, había sido testigo de los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, en donde perdieron la vida decenas de estudiantes, por las balas del ejército y de la policía.
El trauma provocado por esos acontecimientos me llevó a rechazar al sistema, primero queriendo ser parte del movimiento hipi y el rock and roll surgido en los Estados Unidos, en rechazo a la guerra de Vietnam y luego por la vía de la yoga y la espiritualidad.
Quería protestar contra el mundo y también cambiarlo, creía que mi protesta podría ser escuchada y deseaba ayudar a las personas a mejorar su vida.
Leía los libros de José Agustín y Parménides García Saldaña, de Federico Nitché, Jean Paul Sartre, Frank Kafka, rebeldes y existencialistas que rechazaban al sistema y ponían en duda los valores y costumbres, derivados de la educación occidental judeocristiana.
Leía los libros sagrados como el Corán, el Bavabad Jita, el Tao Te Kin, la Biblia, inclusive me incorpore a la Gran Fraternidad Universal, buscando la síntesis de los grandes mensajes de los profetas.
Sin embargo sentía que no lograba encontrarme a mí mismo, ni el camino para impulsar la transformación de la sociedad que rechazaba.
La revolución cubana y la muerte de Che Guevara impactaron a muchos sectores de los jóvenes latinoamericanos, la lucha guerrillera me atraía, las acciones de Lucio Cabañas y de Genaro Vázquez, primero, y luego de la Liga comunista 23 de septiembre, llamaron mi atención, hasta que fueron aniquilados uno a uno.
Fue entonces que conocí la frase de Salvador Allende de que “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, recordé entonces a mi maestro de la prepa, y me decidí a participar políticamente, por ello hoy les digo a los jóvenes, participen, estudien, el cambio es posible.