
Ante la prevaleciente situación que se sostiene en Venezuela, con frecuencia es mencionado por periodistas, analistas políticos y en la cadena televisiva CNN, la relación de Cuba con éste país Latinoamericano; no acabo de entender la satanización que se hace sobre ésta relación, entre dos países que han sido duramente golpeados por los Estados Unidos de Norte América, aunque supongo, que algo tendrá que ver el que, durante toda las agresiones, invasiones y bloqueos sufridos por el pueblo cubano, en atrás de desprestigiar a Fidel Castro y a la Revolución cubana, se cantara una canción que dice: “con OEA o sin OEA ya ganamos la pelea” y, claro cada vez que se puede, quienes lideran ésta Organización de Estados Americanos, les cobra la osadía, contando por supuesto con el apoyo irrestricto y beligerante de los Estados Unidos de Norte América, más conocido como, “el policía del mundo”.
No creo ser la única que pone en duda el servilismo y sometimiento del actual Secretario de la OEA, Luis Almagro y de quienes le han antecedido en ese cargo ante los gobiernos estadounidenses, desde su fundación misma, en 1948; la gran mayoría de ciudadanos latinoamericanos ignoramos cual es en realidad la función de éste organismo, cuya sede curiosamente está justamente en Washington, D.C., con oficinas en otros Estados de este mismo país.
La OEA, declara que trabaja para: fortalecer la paz; consolidar la democracia entre los países miembros; promover los derechos humanos; apoyar el desarrollo social y económico y en construir relaciones más fuertes entre las Naciones.
Está visto que no es así, y lo que sí está visto es que, su parcialidad en la defensa de los países que la conforman es notoria; nunca ha emitido alguna declaración contra la belicosidad e intervencionismo de los Estados Unidos de Norte América en los países Latinoamericanos y de otras partes del mundo, pero si expulsó a Cuba de éste organismo por no permitir ser más el prostíbulo de los gringos; nada hizo contra el brutal golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile apoyado por el gobierno estadounidense, contra el presidente legítimo, Salvador Allende; como tampoco apoyo a Argentina contra la ilegitima intromisión inglesa en las Malvinas.
Aquellos países que, con su propio esfuerzo, fueron combatiendo los gobiernos dictatoriales y militares, como son: Brasil, Ecuador, Cuba, Argentina, Chile, Honduras, Venezuela, Uruguay, Nicaragua, entre otros, no recibieron el apoyo de la OEA, como tampoco lo han recibido en la actualidad, algunos de estos países que en la actualidad y mediante diversas estrategias perversas, han ido interviniendo para derrocar a sus presidentes legítimamente electos, para designar a personajes que, con complacencia, han permitido el saqueo de las riquezas de sus países, recibiendo como recompensa y/o pago por sus servicios, fortunas incalculables, que contrastan enormemente con la pobreza de los ciudadanos.
Luis Almagro, ante la excarcelación del líder venezolano, Leopoldo López, opositor al gobierno que preside Nicolás Maduro, dijo: “Todavía estoy haciendo duelo por las 91 personas que murieron para que esto ocurriera, además de las otras víctimas de la violencia desencadenada por el Gobierno”; ante éstas declaraciones del Secretario de la OEA, millones de mexicanos le preguntaríamos, ¿y, por los más de doscientos cincuenta mil mexicanos asesinados y desaparecidos durante el periodo presidencial de Felipe Calderón y, la hasta hoy desconocida cifra de asesinados durante este período de Enrique Peña Nieto, entre los que se cuentan un gran número de periodistas y estudiantes, no ha guardado luto señor?
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