
Sabemos que le dicen, “peje” y que se llama Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que nació en un poblado del Estado de Tabasco, en 1953 y a sus 17 años ingresó al Partido Revolucionario Institucional (PRI); sabemos que fue un activo participante priista, que apoyó candidaturas como la de Carlos Pellicer a una senaduría y la de González Pedrero a Gobernador, ocupó algunos cargos como el de Director del Instituto Nacional Indigenista y el del Instituto Nacional de Protección al Consumidor y que para 1983 ya ocupaba la presidencia del comité ejecutivo estatal del PRI.
Para 1988 AMLO, de la mano de los priistas Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz ledo, da inicio a su cambio de posicionamiento político, ingresando al grupo Corriente Democrática, conformada por militantes que renunciaran a su afiliación priista, encabezada por Cárdenas y Muñoz Ledo; posteriormente AMLO fue postulado como candidato a la gubernatura de Tabasco por el Frente Democrático Nacional (FDN), no ganó, el triunfo se lo dieron a su contrincante priista, Salvador Neme Castillo.
La inconformidad no se hizo esperar por parte del FDN, muchos de sus militantes fueron desaparecidos, detenidos, reprimidos, en tanto AMLO recorría el Estado denunciando el fraude; se salvó, a él no lo detuvieron; tras ésta pérdida electoral, para 1989, ya estaba ocupando la presidencia del recién Partido de la Revolución Democrática (PRD); su segundo intento por alcanzar la gubernatura de Tabasco en 1994, como candidato del PRD, nuevamente se vio frustrado ante el priista Roberto Madrazo, la indignación de AMLO fue mayúscula ante éste nuevo fraude; se impugnó, nada valió, ni manifestaciones ni protestas, Madrazo ocupó la gubernatura.
Sabemos que, aunque para muchos militantes de izquierda que formaban parte del PRD fue una verdadera y desagradable sorpresa, para 1996, los nuevos cuadros “izquierdistas” de éste Partido, que venían del PRI, llevaron a AMLO a la presidencia del mismo, derrotando nada más y nada menos que, a un hombre cuya rectitud, honestidad y firmeza en sus convicciones y trayectoria política de izquierda no dejaba lugar a dudas, el Ingeniero Heberto Castillo.
AMLO, en su calidad de presidente del PRD, llevó a Cuauhtémoc Cárdenas a la jefatura del Distrito Federal, y como es bien sabido que, “favor con favor se paga”, para el año 2000 el candidato a ocupar la Jefatura del D.F. fue AMLO, candidatura que fue impugnada por dos de sus compañeros del PRD, también candidatos a ocupar dicha Jefatura, Pablo Gómez y Demetrio Sodi, argumentando que AMLO, no cumplía el requisito de residencia; curiosamente el PRI y el Partido de Acción Nacional (PAN), no lo impugnaron y para junio de ese 2000, AMLO veía cumplimentada su aspiración de ocupar un alto cargo de gobierno.
El gobierno encabezado por AMLO, estuvo plagado de claros y oscuros; se ganó las simpatías de muchos habitantes del D.F. con el programa de pensiones a adultos mayores, la creación de la Universidad de la Ciudad de México, el apoyo mediante becas a estudiantes, obras de infraestructura, entre otras actividades tendientes a favorecer a la ciudadanía, lo que le ganó la simpatía de muchos mexicanos a nivel nacional, sobre todo porque el PRI había sido desplazado, y eso ya le daba un plus extra; lo oscuro de su gestión y que fuera reproducido a nivel nacional a través de los medios, fueron los casos de corrupción, al recibir a través de sus funcionarios millones de pesos de manos del “empresario” argentino Carlos Ahumada, cosa tal, que nunca fue aclarada, dejando serias dudas sobre esa honestidad que en AMLO se venía reconociendo.
Sabemos que fue atacado duramente por quien ocupaba la presidencia de México, Vicente Fox, quien en contubernio con panistas y priistas, para impedir su postulación como candidato a la Presidencia de la República Mexicana en 2006, fue señalado como “un peligro para México”, frase que fue revertida por AMLO con una sentencia fuerte, que ha sido su slogan durante sus dos campañas a la presidencia de México: “acabaremos con la mafia del poder” y, “al diablo con las Instituciones”, cosa que la gran mayoría de los mexicanos deseamos, aun así su contrincante panista Felipe Calderón Hinojosa fue reconocido como Presidente por el Instituto Federal Electoral, ante la indignación y sospecha de un fraude electoral de la gran mayoría de mexicanos; cosa similar ocurrió en la contienda electoral del 2012 contra Enrique Peña Nieto; la indignación de sus millones de seguidores quedó solo en eso; al decir de muchos ciudadanos, AMLO, los dejo colgados de la brocha, pues no se defendió a cabalidad el triunfo obtenido en las urnas mediante el voto de los mexicanos.
Lo que no sabemos los mexicanos que apoyamos a AMLO durante esas dos primeras campañas y contribuimos a formar el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que metamorfosis se operó en él, a raíz del infarto sufrido el 2 de diciembre de 2013 y la intervención médica que se le dio, porque a raíz de eso, su comportamiento, actitudes, acciones y discurso, dista mucho de ser la que le ganó millones de adeptos a una causa común: “acabar con la mafia del poder”, ahora tiene puerta abierta para ellos, y a quienes fueron sus fieles seguidores por casi dos décadas, se las ha cerrado; como la ficción supera la realidad hoy por hoy, no dudo que le hayan implantado un chip y nuestro “rayo de esperanza” se haya transformado en un trueno implacable que mata ilusiones y esperanzas.
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