Hoy al recordar la masacre de Tlatelolco, y después de que en el año 2000 fue derrotado en las elecciones el Partido Revolucionario Institucional, con setenta años en el poder, y sin que hayamos como país entrado a una verdadera transición a la democracia, cuando el Partido Acción Nacional se ha montado en el viejo entramado institucional y en el presidencialismo, reproduciendo los mismos vicios del pasado.
Resulta indispensable analizar y continuar discutiendo desde la óptica de las izquierdas el tipo de sociedad que pretendemos construir a la luz de las experiencias del pasado
El modelo de sociedad que ahora se debate en las
izquierdas, pone en el centro la democracia y el mejoramiento de las condiciones de vida, de la sociedad y ya no es radical aquella aspiración de que “los medios e instrumentos de producción sean de propiedad social”, pero si que “la sociedad se estructure sobre bases de igualdad y justicia, sin discriminaciones ni privilegios” como lo planteaba el PMT.
La propiedad privada ahora se mantiene en todo el mundo y la lucha por la apropiación de los medios e instrumentos de producción por el proletariado, persiste sólo en el ideario de algunas fuerzas políticas, como señalamos antes, el debate se ha trasladado a otros temas y las banderas actuales tienen más que ver con la búsqueda de alternativas para pasar de la democracia electoral, a una democracia de ciudadanos y ciudadanas, a la búsqueda de una globalidad con justicia y equilibrios y que nos permita mantener cultura e identidad nacionales, por un desarrollo económico sustentable, por un desarrollo social que permita el mejoramiento de las condiciones de vida de la población.
Por el reconocimiento de derechos humanos en su más amplia acepción, los derechos de las minorías, de los pueblos indígenas, la democratización en el acceso a la informática, el fortalecimiento y desarrollo de comunidades ecológicas, el pleno respeto a las diferencias, la tolerancia, la fraternidad, la solidaridad, son hoy valores fundamentales que debemos enarbolar desde una posición de izquierda.
El legado recibido de los dirigentes del PMT y el conjunto de experiencias acumuladas por quienes contribuimos mucho o poco en la construcción de ese y otros partidos, nos obligan a que desde la trinchera en que hoy nos encontramos, hacer una seria reflexión de los errores cometidos y de los elementos que aún podemos aportar en las definiciones nacionales de futuro.
Entre las enseñanzas que recuerdo constantemente y que mucho me han servido en la vida diaria y en la actividad laboral y política, es un diálogo que sostuve con Demetrio Vallejo, en el que me decía:
-Ustedes los de la clase media tienden mucho a soñar, siempre se quieren adelantar, no han dado el primer paso y ya quieren correr, les gusta mucho andar soñando y no concretan las cosas-.
Deben caminar paso a paso, cuando resuelves el primero pasas al segundo, del segundo al tercero y así sucesivamente, en caso de no cumplir esta regla siempre te quedarás en el camino, o en los deseos, y puedes cometer errores graves.
Con Demetrio Vallejo tuve junto con otros compañeros, una convivencia personal que nos llevó a compartir muchos tiempos y espacios en los que tuve la posibilidad de tratar a la leyenda del líder ferrocarrilero que paralizó el pa&
iacute;s en los años 1958–59 y que por los errores cometidos por los dirigentes Comunistas, según nos contó, pasó once años cuatro meses y un día en el Palacio Negro de Lecumberri.
De ese acontecimiento, nos decía, extrajo una experiencia que nos compartió en el sentido de que no siempre quienes tienen más años en la lucha,-se refería a Valentín Campa- y tienen más “conocimientos” y estudios, tienen la razón de qué es lo mejor que hay que hacer en un momento dado, ante una acción o un hecho, y que debemos aprender a defender nuestros puntos de vista, si de ellos estamos convencidos.
Por los sucesos del Movimiento Sindical Ferrocarrilero de finales de los años cincuenta, Demetrio Vallejo y Valentín Campa, no se hablaron por más de 20 años, hasta que se dio el rompimiento en el PMT y Vallejo se fue de Diputado por el PSUM. Desafortunadamente, Demetrio fallece el 25 de diciembre de 1985 y sube su suplente Alejandro Encinas.
Con Demetrio Vallejo aprendimos a impulsar la organización de los trabajadores a partir de sus demandas concretas e inmediatas, a empujar la revisión y mejoría de los contratos colectivos de trabajo, a utilizar las coyunturas de las elecciones sindicales para impulsar la democratización de los Sindicatos, a impulsar la organización cerrada y abierta del partido y del Movimiento Obrero.
De él emanó la propuesta de la exigencia de que reclamásemos el cumplimiento del artículo 123 constitucional, porque “el salario mínimo debe ser suficiente para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, vestido, educación, recreación y deporte” y anualmente hacíamos el estudio del costo de la canasta básica, para establecer cuál debería ser el salario mínimo que debía autorizar la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
Bajo su dirección se creó el Primer Plan de Organización Obrera del PMT, el que mediante un estudio que realizó Alfonso Rodríguez, ubicó a las 500 empresas más importantes del país y con esa base se orientó a todos los Comités del Partido para que buscasen la construcción de Comités de base en todas y cada una de las industrias y centro de trabajo estratégicos claramente indicados.
En una entrevista concedida a Horacio Espinosa Altamirano, en junio de 1970, en la revista ¿Por qué?, Vallejo decía: “el gobierno y la iniciativa privada nos hablan de prosperidad, de estabilidad económica y dureza del peso. De tanto repetir este mito, ellos esperan que el pueblo lo crea, pero esto es imposible frente a la dura realidad”… “El pueblo sabe, porque hoy compra menos, aunque gane más”.
Luego, en la misma entrevista, se refiere a la situación de la
izquierda mexicana de la que textualmente dice: “En las condiciones actuales es bastante difícil la unificación de la izquierda revolucionaria en nuestro país, debido a que los grupos y partidos discrepan fundamentalmente en la táctica de lucha, no en los objetivos y principios”.
Aunque Demetrio Vallejo rompió relaciones con Heberto Castillo y salió del PMT, nadie puede negar sus méritos en el esfuerzo realizado para cambiar este país.
De Heberto Castillo recibimos diversas enseñanzas, entre ellas su permanente insistencia de la necesidad de que quienes aspirasen a cambiar la realidad del país, deberían conocer su historia y la vida y obra de nuestros antepasados, de Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, Juárez, los Flores Magón, Villa, Zapata, Madero y Lázaro Cárdenas.
Comprender el proceso de la conquista por parte de los españoles, el mestizaje, la transformación cultural y religiosa, el proceso de la independencia, la formación de la nación, la consolidación del estado mexicano en el proceso de la reforma, el origen y surgimiento de la revolución mexicana y la creación del estado moderno, resultan elementos indispensables para el análisis de la situación actual.
Heberto fue defensor de una izquierda con carácter nacional, que impulsase formas propias de organización, un partido que naciera de las entrañas del pueblo, que fuese democrático a partir de la organización desde la base, en las comunidades, ejidos y colonias rurales, en las fábricas y centros de trabajo, en las escuelas, universidades y centros educativos, plateaba la socialización del poder político
La idea consideraba un partido democrático, de masas que combinase la lucha social y la lucha política, un partido para educar, organizar y tomar el poder político, que fuese instrumento de las demandas democráticas y populares de la sociedad, que nos permitiese la defensa de nuestros recursos naturales y garantizar independencia y soberanía nacional.
El método de reclutamiento del partido fue innovador y polémico, pues en la mayoría de los casos los Comités se constituyeron como resultado de la Asamblea Popular, en donde se afiliaban los ciudadanos y ahí los mismos asistentes nombraban a sus dirigentes, cuando que en la mayoría de los partidos se optaba por el reclutamiento selectivo.
La asamblea popular obligaba a los militantes a hacer propaganda previa, mediante pega de carteles, pintas, volantes y perifoneo: lo que implicaba enfrentar a las autoridades del lugar que estaban desacostumbrados a que los ciudadanos hiciesen ejercicio de los derechos consagrados en los artículos 6, 7 y 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establecen las garantías de expresión y manifestación p&
uacute;blica; por estas actividades cientos de compañeros entraban y salían de las cárceles del país.
Estas actividades nos permitían abrir las calles a la política, tener contacto directo con la población y aprender de técnicas de propaganda y de oratoria, utilizando un lenguaje claro y sencillo. Heberto era experto en ello y muchas veces ejemplificaba en sus discursos con la historia de burro zacatero, al que lo hacían llevar grandes cargas de zacate sin darle alimento y agua, mientras que los que lo arrean caminaban sin sed y bien comidos. Igual sucede, nos decía, con los trabajadores en la ciudad y el campo que son quienes crean la riqueza, para que otros disfruten de ella.
La lucha del PMT en contra del pago de la deuda externa y en defensa de los recursos naturales, fue una importante aportación hoy vigente. Hace casi 25 años, un 7 de septiembre, señalábamos en el informe a la III Asamblea Nacional Extraordinaria: “La suspensión del pago de la deuda se impone”. “México no puede entregar su soberanía por obtener dólares para pagar utilidades y regalías de esos enormes tiburones que son las trasnacionales, ni para garantizar privilegios de las grandes empresas nacionales”.
“México es la patria de todos. En especial de los pobres, de los que no pueden trasladar su riqueza al extranjero. México no puede seguir siendo sólo la patria de los empresarios y de quienes les sirven desde el gobierno”.
“México seguirá siendo la patria de los mexicanos a pesar de los sueños de aquellos nuevos Miramones que quisieran salir de la crisis incorporándose a E.U.A., a pesar de quienes desde el gobierno, nuevos Santanas, pretenden superarla vendiendo nuestras riquezas naturales no renovables en vez de imponer impuestos equitativos a esos que depositan en la banca utilidades excedentes de billones de pesos”.
Heberto Castillo, el hombre con sus aciertos y defectos fundador del PMT, también fallecido, sus restos descansan en la rotonda de los hombres ilustres; hay ejes viales, plazas públicas, aulas y auditorios con su nombre, ¡en hora buena!, pero yo prefiero recordarle de carne y hueso, caminado por el país, hablando en la plaza pública, escribiendo sobre los temas nacionales, proyectando sus estructuras y haciendo cálculos matemáticos, hablando de la trilidosa y de la triditrabe, de las casas ecológicas, de generación de electricidad mediante el viento, de la posibilidad de generar lluvias en las zonas áridas, de la construcción de ventiladores y túneles gigantescos para eliminar la contaminación y captar el agua pluvial de la ciudad de México, así como las placas de acero introducidas en el subsuelo para detener las ondas sísmicas.
En los actuales momentos de nuestra historia, resulta trascendental que ante la difícil y delicada situación política que vive el país, por las confrontaciones y faltas de
acuerdos entre las fuerzas políticas, por la creciente inseguridad pública, la inestabilidad económica y la carestía que afecta a los más pobres, encontremos caminos, que eviten mayores sacrificios y confrontaciones.
¿Cómo resolver las tensiones entre las demandas democráticas y las económicas, entre libertad y búsqueda de igualdad, entre crecimiento y pobreza, entre demandas públicas y reformas económicas?
La falta de información y de debate masivo y desde abajo, sobre estos temas, constituye una carencia grave; la reflexión y el debate político requieren ser renovados y promovidos porque han perdido vitalidad y contenido. Pero si se puede.
Debemos abrir la discusión sobre el estado que guarda nuestra incipiente vida democrática y ubicar las conquistas alcanzadas para tal efecto; resulta ilustrativo recordar el Programa de Acción, del Partido Mexicano de los Trabajadores cuando nos planteábamos luchar por modificar la Constitución y la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos electorales para:
a) Establecer el sistema de representación proporcional para las elecciones del Congreso de la Unión, de los Congresos Locales y Ayuntamientos
b) Garantizar y hacer respetar el voto popular
c) Simplificar los requisitos para el registro de nuevos partidos políticos
d) Que los obreros y campesinos tengan plena libertad de afiliación individual al partido que más les simpatice, y abolir la práctica de que son los Sindicatos o Comisariados Ejidales, los que participan como tales en los partidos políticos.
e) Luchar porque el Distrito Federal se convierta en un estado federativo y las actuales delegaciones políticas en Municipios, exceptuando una que se mantendría como Distrito Federal
Con diversas variantes, la mayoría de los anteriores postulados forman parte ya de la realidad política del país.
Se avanzó en la cuestión de que las elecciones sean un medio de acceso a los cargos públicos, en la apertura de espacios políticos para las mujeres, a través de cuotas en las listas de los partidos políticos, se han creado instrumentos jurídicos para la protección en contra de la discriminación, hay avances en lo que se refiere al derecho a la información y al acceso a las fuentes públicas de datos.
A pesar de las conquistas comentadas, nos enfrentamos a nuevos retos que obligan a superar diversos problemas y contradicciones, como lo es el que gobiernos elegidos democráticamente en las entidades federativas y de todos los partidos, tienden a sostener su autoridad con métodos no democráticos, modificando las leyes a su favor, interviniendo en los procesos electorales, avasallando a los poderes legislativo y judicial.
Los partidos políticos están en uno de los niveles más bajos de la estima pública, los representantes populares se ubican en los mismos niveles de aceptación que las policías. Las encuestas de opinión muestran que los ciudadanos preferirían un régimen autoritario que les resuelva sus problemas económicos, a un régimen democrático. Existe rechazo de la mayoría de los ciudadanos a los políticos y a la política.
El gobierno y las élites parecen vivir otra realidad, mientras la mayoría de los ciudadanos enfrentan un divorcio entre sus reclamos y la capacidad de los políticos para enfrentarlos, la revalorización de la política implica tomar acuerdos que incluyen resolver la actuación en la política de los poderes fácticos, sobre todo la actuación del crimen organizado y del poder económico trasnacional, del capital financiero y de los medios de comunicación.
La lucha contra la pobreza y la desigualdad, la creación de empleos de buena calidad, el mejoramiento del ingreso, garantizar el acceso universal a los sistemas educativos en todos los niveles, a la salud, la vivienda, la cultura, el deporte, promover el acceso a las nuevas tecnologías y el desarrollo sustentable, son elementos mínimos sin los cuales será imposible avanzar hacia condiciones que logre trascender la democracia electoral y representativa y pase a otros estadios de acción y participación ciudadana.
El llamado de Lopéz Obrador a un Acuerdo Nacional sobre la base de modificar la política económica y retirar la iniciativa de reforma petrolera propuesta por Calderón, podría ser una alternativa. Pero.
Sin embargo no perdamos la esperanza, recordemos a los mártires de Tlatelolco, como semillas, que aún darán más frutos, continuemos con la utopía de unir a las izquierdas, para la construcción de un México nuevo.
Octubre 2, 2008
jorgemoscosopedrero@yahoo.com.mx