
Las nuevas generaciones de trabajadores que ya no cuentan con la jubilación, no tendrán esa añoranza por llegar al cumplimiento del término de la vida laboral; hoy se transforma en incertidumbre sobre, ¿qué futuro les esperara al término de su vida laboral, con 60 o 65 años de edad, con una pensión miserable, sin posibilidad de un nuevo empleo, porque el Estado decidió que los jubilados son una carga económica a la que se le tenía que poner fin?.
Quienes sí fuimos favorecidos por esa conquista laboral, de la jubilación, y que hoy contamos entre 65 y 80 años, cuándo pensábamos que, al llegar a ésta etapa, nos sentiríamos satisfechos, tranquilos, por haber dado cumplimiento a la responsabilidad que como trabajadores se nos confirió, por haber contribuido con nuestro cotidiano esfuerzo a la continuidad y permanencia de la razón de ser de una sociedad de la cual formamos parte, en mayor o menor medida, nos encontramos con que, se nos considera no solo una “carga”, financieramente hablando, sino además inmerecedores de respeto de tal categoría.
Nunca el Estado contempló la posibilidad de formar un Consejo de Jubilados Honoris Causa, que siguiera aportando sus conocimientos y experiencias al servicio de nuestra Nación.
Recuerdo lo expresado por la Lic. Rosa Hilda Valenzuela Rodelo, quien, como miembro de la comunidad universitaria, en la década entre los setenta y noventa, y quien se desempeñara como: Catedrática de la Escuela de Economía, Directora de Servicios Escolares, Secretaria General y Rectora de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), ‑por un corto período- : “me parece un desperdicio que después de acumular conocimientos y experiencias durante largos años, nos jubilemos y nos vayamos a sentar a nuestras casas, cuando estamos justamente en la plenitud de nuestra madurez profesional y podemos seguir aportando a la Universidad nuestros conocimientos”…(palabras mas, palabras menos).
Pero, a las personas que se jubilaban, se le empezó a ver con otros ojos y se les empezó a calificar como: “desfasados”, “anquilosados”, “desmodernizados”, “viejillos”, “inútiles”, eso ocasionó que muchos compañeros habiendo rebasado el periodo laboral requerido para su jubilación y, con tal de no caer en los “rangos” señalados, mejor no se jubilaban, y menos aún, cuando además de esos calificativos, se le empezó a agregar el de ser “una carga” que estaba poniendo en riesgo la situación financiera del País… p’acabarla de joder.
Para nadie es un secreto hoy, que hay de jubilaciones a jubilaciones y, tenemos de inicio los pagos que se dan a los expresidentes de la República, que por ocupar ese honroso cargo durante seis años, de acumular enormes fortunas al amparo del poder, se “jubilan” con sueldos que son, esos sí, una verdadera carga, además del pago que se hace a las guardias militares que los protegen a ellos y sus familias, vehículos, gastos médicos de primera; otro tanto ocurre con los Ministros de la Suprema Corte de la Nación, que al desempeñarse un tiempo relativamente corto son favorecidos, con retribuciones de grandes cantidades por retiro, además del pago mensual de cientos de miles de pesos, agregándosele, gastos médicos, vehículos, guardia personal, gastos para su canasta alimenticia, y a todo esto habremos de incluir los pagos millonarios que se auto-dan Diputados y Senadores.
Hemos venido viendo los mexicanos como, impúdicamente, quienes ostentan el poder, que los ciudadanos les hemos conferido, arreglan las leyes a su antojo y beneficio para poder, por un lado, oportunistamente y sin escrúpulo alguno, otorgarse sueldos millonarios, prestaciones insultantes y por otro, a los trabajadores les está siendo negado su derecho a la jubilación, a su pensión, otorgada por el Estado, a pesar de haber laborar por 30 o 35 años, por “Reformas”, aprobadas en contubernio entre Presidencia de la República y Diputados y Senadores.
Pero lamentablemente, las autoridades hacen las cosas a su entera conveniencia y el grueso de los trabajadores nos enterábamos de tales “reformas legales”, cuando los hechos se han consumado y extra oficialmente trascienden.
Ante éste panorama, no es difícil pronosticar que nos espera tanto a los ya jubilados, como a ésta nueva generación de trabajadores, a los que se les privó de esa conquista laboral, que es la jubilación; a los que de su miserable salario se les descontará para su ahorro de pensión, mismo que será administrado por esos Bancos agiotistas, con derecho a robar mediante altos intereses; a estos trabajadores que los han dejado en la indefensión laboral y que con sus impuestos están obligados por ley, a pagar jubilaciones; pago por retiro; pago de bonos; pago de gastos médicos; pago para su vida de lujos, de esos altos funcionarios que nada han hecho por su País.
Cabe poner en práctica lo que dijera Mahatma Gandhi: “Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecerla”… tal cual lo están haciendo los Maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores del Estado (CNTE) en defensa de la Educación.
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