Dos cosas nos caracterizan a los mexicanos, nuestra proclibidad a la deidificación y nuestro respeto a la simbología; ambas cosas heredadas de nuestros ancestros, han hecho mucho daño a nuestra Nación, porque ante todo acontecimiento por mas negativo que sea lo aceptamos.
Conociendo nuestra historia, narrada por Historiadores, Cronistas, Investigadores, y viendo gráficas de acontecimientos y hechos recurrentes realizados por nuestros ancestros, encontramos uno muy presente en la actualidad: el silencio; ante asesinatos, ‑sacrificios le llamaban‑, en los que se les arrancaba la vida a jóvenes hombres, mujeres vírgenes, a niños, por su pureza; con todo y el dolor e inconformidad de familiares y amigos que hechos de esa naturalezas les ocasionaba, aceptaban silenciosamente que les arrancaran el corazón, las visceras, los arrojaran a profundos abismos, para “ofrendarlos” a los “Dioses”. Porque bien sabido es que por Dioses no paraban y, se tenía tantos Dioses como falta hicieran para que las decisiones politicas de los líderes de esa época fueran achacada a esos Dioses, no a ellos.
Y la historia continúa, y por órdenes de un “Dios”, emprendieron su camino a instalarse en un lugar en el que se encontraría aposentada, una “águila devorando a una serpiente sobre un nopal”; mala suerte la de esos nómadas pues dicha águila estaba enmedio de un lago.
Pero ha estas alturas y viendo la similitud de aquellos hechos ancestrales y los actuales, encontramos que no hay mucha diferencia y si fijamos nuestra atención por un momento en algo, que al parecer ha pasado desapercibido para muchos mexicanos, nos encontramos con que el ÁGUILA de nuestra Bandera Nacional, no se está devorando a la Serpiente, sino que ésta, está presta a devorarse a esa ÁGUILA la cual reverenciamos y respetamos.
El Águila tiene agarrada con su garra a la Serpiente varios centímetros abajo de su cabeza, lo que le da a ésta gran movilidad y tiene su mirada puesta en el cuello de esa nuestra Águila, signo de “poder y fortaleza” y sus afilados y envenenados dientes prestos a clavarlos en su cuello.
Bien, si esto lo relfejamos en nuestra sociedad nos daremos cuenta que nosotros, los mexicanos somos esa Águila y, la Serpiente, son los poderes fácticos, político y económicos, pero por muchos años nos han hecho creer y lo dicen, y lo repiten que, nosotros, los ciudadanos tenemos “el poder”, pues vivimos en un regimen democrático, divido en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, o sea: EL PUEBLO MANDA (el Águila) Y EL LEGISLATIVO, EJECUTIVO Y JUDICIAL OBEDECEN, (la Serpiente).
Lo que todos los días hacen esos reducidos grupos del poder político y económico, que se han abrogado el derecho de mandar y vivir a nuestras expensas, es dividirnos, reprimirnos, asesinarnos, desaparecernos y, llegan a la ignominia, de entregar la Medalla Belisario Domínguez, un destacado mexicano, asesinado por enfrentar y denunciar los abusos de poder, a una de esas voraces Serpientes llamada, Alberto Bailleres. Y continúa la fiesta para esos antipatriota descastados, usurpadores del poder del pueblo, al aprobarse para su disfrute un presupuesto para el 2016 de: 4 BILLONES 763 MIL 874 MILLONES DE PESOS; En tanto nuestro silencio sigue presente.
Blanca Nieves Palacios Barreda