
La migración de mexicanos hacia Estados Unidos de Norteamérica, data aproximadamente, desde finales de la década de los 40’s, cuando por arreglos en las altas esferas gubernamentales de ambos países, se dio inicio con el cultivo de la cannabis indica (marihuana), para satisfacer las necesidades de éste enervante de los soldados norteamericanos que se encontraban en guerra contra Vietnam.
Los Estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango fueron los elegidos para llevar a cabo éste propósito, incitaron a los agricultores a dejar sus tradicionales cultivos de: frijol, maíz, trigo, cebada, entre otros, para que sembraran marihuana, lo que les resultaría mucho más redituable y, efectivamente, tan redituable les resultó, que los pobladores de la zona de la sierra hicieron grandes fortunas, sin preocuparse por el ejército, pues eran ellos mismos los que acompañaban a los camiones que bajaban de la sierra con esa “preciosa” carga, con destino a nuestro país vecino, Estados Unidos.
Al término de la guerra de Vietnam, el cultivo de la marihuana en México fue proscrito, y señalado como “un delito a la salud”, pero la adicción entre los ciudadanos norteamericanos que regresaban de la guerra con toda la psicosis que ellos les causó, ya se había creado, lo mismo que el gusto entre los mexicanos por tener una mejor vida, misma que no tenían con sus anteriores cultivos y, que los habían mantenido en la pobreza por generaciones, igualmente sus métodos de producción cada vez los fueron perfeccionado, lo mismo que las estrategias para burlar la vigilancia militar y policiaca e introducir grandes cantidades de marihuana hacia Estados Unidos, pues la demanda crecía cada vez más.
A partir del periodo presidencial de Miguel de la Madrid (1982–1988), la inmigración se incrementó, aumentando durante el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari (1988–1994), siendo en la actualidad, según la Encuesta sobre la Comunidad de la oficina Nacional del Censo, 34.6 millones los mexicanos que radican en Estados Unidos, siendo el 63% de los 55.2 millones de latinoamericanos que a ese país han emigrado, en busca de un mejor nivel de vida, mismo que en su propio país les ha sido negado.
La llegada a la presidencia de los Estados Unidos de Donal Trump, hijo de inmigrantes, empresario millonario, que ha hecho su fortuna a través de Casinos de juego, en los que se fomenta, tanto la ludopatía, como el alcoholismo y adicciones de diversa índole, ha enfocado sus “misiles verbales y legales”, contra los inmigrantes mexicanos y musulmanes, argumentando que, los primeros, “quitan oportunidades de trabajo a sus connacionales” y los segundos, “son terroristas”.
Trump, ha medido con “su” racero, de igual manera, a todo inmigrante, que por necesidad ha ido a buscar a ese país, un mejor nivel de vida para ellos y sus familias.
Justo es reconocer que efectivamente dentro de esos 34.6 millones de mexicanos inmigrantes existen muchos indocumentados, que han violado las leyes al introducirse de manera ilegal a Estados Unidos, y resulta grotesco que podamos ver, a través de documentales video grabados, como, a lo largo de la frontera, miles de personas de diversa nacionalidad se brincan el muro, cruzan el río Bravo, se internan en el desierto para llegar al país que ofrece todo un “sueño americano”; igualmente por ése mismo medio vemos como son detenidos por la patrulla fronteriza, en el mejor de los casos, y como muchos de ellos mueren, ahogados, deshidratados y abandonados por los traficantes de indocumentados, más conocidos como “polleros”, a quienes les pagan hasta 10 mil pesos por cruzarlos la frontera; muchos de los que al ser deportados, al ser interrogados dicen: “me han echado p’atrás varias veces, pero me les vuelvo a meter” .
Ahora resulta que los políticos, ante la proximidad de las elecciones presidenciales de 2018, como es el caso del millonario Presidente, Enrique Ochoa Reza, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que viaja a Estados Unidos y grita a voz en cuello que: “defenderán a los inmigrantes” y que, “el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) está muy preocupado por ellos y pondrá toda la fuerza del Estado en su defensa”; otro tanto ocurre con el también millonario Presidente, Ricardo Anaya Cortez, del Partido de Acción Nacional (PAN), dice lo mismo, solo no menciona a EPN; Andrés Manuel López Obrador, Presidente del Partido MORENA, cual súper héroe declara que: “defenderá a los inmigrantes”, sin aclarar si a los legales o ilegales, y la millonaria Presidenta del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandra Barrales Magdaleno ni el intento hace por ir a E.U. para no oír los reclamos que a sus homologos les han hecho.
Ninguno de ellos habla de las razones por las que 34.6 millones de mexicanos, se vieron en la necesidad de emigrar a otro país, buscando lo que aquí, la clase política corrupta les ha negado por décadas: Tener una vida digna.
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