En la desesperación de los mexicanos, ante tantos asesinatos, desapariciones, violaciones, represiones y corrupción total, enquistada a lo largo y ancho de nuestro país, apareció en el piso de la plaza del zócalo con letras muy grandes en la ciudad de México la frase: S.O.S. PRENSA; al día siguiente, trabajadores, por orden del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), supuestamente de izquierda, se daban a la tarea, con la velocidad de un rayo, a borrar esa frase, en la que se reflejaba la indignación, la desesperación y el hartazgo de millones de mexicanos.
La crítica no se hizo esperar, por las redes cibernéticas le tupieron duro a Mancera, quien salió con una escueta disculpa por el hecho; bien sabemos lo que el adagio popular dice: “más vale pedir perdón, que pedir permiso”; pero refutándole al jefe de gobierno, la vox populi le contesta: “ni perdón ni olvido”.
Resulta difícil describir la situación de violencia que prevalece en nuestro país, ante la indiferencia propia de gobernantes que, encumbrados en el poder, solo escuchan su propia voz y la de personajes que, cual sanguijuelas, se han dedicado por décadas a amasar fortunas en base al erario público, y afirman que: “en México todo está bien”, sin querer ver las atrocidades que están destrozando a una sociedad, que si bien se ha caracterizado por su tolerancia, está llegando a un punto de ebullición que difícilmente podrán seguir manipulando con las estrategias hasta hoy utilizadas.
No hay un solo sector en la sociedad que no se haya visto afectada por la delincuencia: deportistas, intelectuales, profesionistas, periodistas, obreros, campesinos, inmigrantes, ganaderos, amas de casa, jóvenes y adultos, ancianos y niños, a quienes en su indefensión infantil los secuestran para extirparles órganos y comercializarlos; a mujeres para someterlas a una esclavitud sexual intolerable, la “trata de blancas”, es algo ampliamente conocida y temida; los miles de desaparecidos, los asesinatos que se cometen diariamente; la inseguridad total en que se vive está resultando intolerable, nadie está a salvo , solo los Presidentes, Gobernadores, Secretarios de Estado y demás fauna de políticos encumbrados que han hecho del poder el medio para enriquecerse con la misma brutalidad con la que la violencia crece y a quienes les pagamos un ejército de guardaespaldas, para ellos y sus familias.
Personajes ampliamente reconocidos, que no habían externado su opinión sobre ésta situación de violencia, han salido a exigir a Enrique Peña Nieto (EPN), Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y a su Secretario de Gobernación, así como a los Gobernadores de los Estados, ¡justicia! y que detengan ésta situación de violencia en México, al haber sentido en carne propia la pérdida de una hermana y un hermano bajo las balas de delincuentes, formados y tolerados en éste sistema de corrupción que venimos padeciendo y sufriendo los ciudadanos mexicanos.
Ésta misma exigencia la han planteado a éstas autoridades miles de mexicanos, los padre de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos del poblado de Ayotzinapan, Guerrero, han llevado su voz y la misma exigencia hasta altos foros internacionales, ¡nada ha pasado!, han sido las mismas autoridades mexicanas quienes han obstaculizado toda investigación; han sido madres, padres, hermanos quienes en su incansable búsqueda han ido encontrando fosas clandestinas, con decenas de cadáveres, las autoridades mexicanas, desde el Presidente, Ejército, Procuradurías, y Secretarías de Gobernación guardan un ignominioso y ofensivo silencio contra la sociedad mexicana.
El Embajador de la Unión Europea en México, Andrew Standley, de manera conjunta con diplomáticos europeos, en reunión con el Sub Secretario de Gobernación Roberto Campa, pidieron conocer cuáles han sido los seguimientos para la defensa de periodistas y defensores de los derechos humanos, anunciados por EPN y señaló: “Estamos aquí en la UE para apoyar esos esfuerzos del gobierno, pero también de la sociedad civil mexicana”.
Sin duda, se agradece esa solidaridad de la Unión Europea, pero conociendo a nuestras autoridades mexicanas, creo que, creyentes y no, nos estamos viendo obligados a enviar un S.O.S. a DIOS.
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